La primera carrera automovilística aconteció en el año 1911 y es posiblemente la primera carrera que se conoció con el nombre de rally. Sucedió en la ciudad de Monte Carlo cuando competía con otras ciudades por ser un polo de atracción turística. En esa primera edición tomaron la salida un total de veinte participantes desde varias capitales europeas.
Von Esmach llegó primero con una semana de ventaja respecto al segundo, realizando una media de 22,6 km/h.
La segunda edición se celebró en 1912 y contó con 67 participantes.
La tercera edición no fue hasta 1924, en la que el monegasco Noghés, considerado el padre del rally, presentó un reglamento más claro y mejorado.
En la década de los años 30 se realizó una prueba de velocidad donde actualmente se disputa el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1, sin embargo el reglamento no dejó de alimentar polémicas por su falta de claridad. Con todo, el Monte Carlo se consolidaba cada vez más en el mundo de las competiciones automovilísticas.
En 1951 la inscripción alcanzó los 362 participantes, de los cuales 337 tomaron la salida, 281 quedaron clasificados y 111 cruzaron la meta sin penalizaciones.
La prueba mantuvo el formato clásico, hasta que en 1962 introdujo por primera vez tramos cronometrados.
En 1973, entra en el campeonato mundial y pasa a ser una prueba puntuable, abriendo el calendario, hecho que se repetiría hasta 2008.
Este rally se compite sobre una superficie de asfalto y hielo, siempre en el mes de enero. Sus tramos son sinuosos, muy técnicos y rápidos.
Uno de los sectores más conocidos del Rally de Montecarlo es el famoso Col de Turini, que transcurre por el puerto de montaña del mismo nombre, en la cordillera de los Alpes marítimos.
Tiene una longitud aproximada de 32 km y se disputa entre las localidades de Sospel y La Bollène, generalmente, aunque también a la inversa. Es un tramo muy sinuoso, con una infinidad de curvas muy cerradas que se suceden una tras otra.
